Solo en la oscuridad

Soy Grofnik Pernopluma, consejero de La Corporación, letrado e ingeniero espectacular. Estas puede que sean mis últimas palabras en lo que parece un agujero en alguna parte del mundo.

Día 1:

Como todos los días, he usado mi desgarrador interdimensional para hacer mis tareas rutinarias. Seguir la conversación sobre el sentido del orden cósmico con el abisálico Túrin, observar la falla entre dos mundo y comprar el pan.

Mi problema ha venido cuando he querido usarlo para volver a mi confortable cama. Sin duda ha sido descuidado por mi parte pasar el portal cuando la fisura presentaba vibraciones electromagnéticas visibles. Pese a ello, y porque estaba cansado, lo crucé, reapareciendo a unos dos metros sobre la altura del suelo en un lugar oscuro, cerrado y con una reja en la parte superior a unos 20 metros, con tan mala suerte que he caido sin que pudiera hacer nada para amortiguarlo. Al parecer, al cruzar el portal todos los aparatos electrónicos han dejado de funcionar. Es como si este lugar se hubiese ideado para encerrar a alguien o algo.

He probado a pedir ayuda para ver si alguien me escuchaba, pero no ha habido manera. Tras ver mi infructuoso intento, he comenzado a inspeccionar el agujero. Al menos está limpio (o eso parece). Intentaré racionar los bollitos mágicos junto con las bayas que llevaba para desayunar mañana para que no me causen una adicción severa al maná.

PD: Echo de menos mi gallina mecánica. Espero que no se preocupe demasiado al no verme llegar a casa.

Día 2:

La noche ha sido dura. Hacia años que no dormía en el suelo, y con mi edad ya no estoy para estas cosas. He intentado ajustar mis lentes para que hagan algún tipo de luminiscencia, pero no ha habido manera. Al final he tenido que quitármelas porque veo menos aun con ellas en toda esta oscuridad.

No se si será cosa de la humedad o quizás de algún roedor, pero me ha parecido escuchar movimiento en el recinto. He probado a preguntar, pero como esperaba, nadie ha contestado. ¿Me estoy volviendo loco tan rápido? Sinceramente, pensaba que por lo menos aguantaría una semana sin delirios. Para paliarlo, he comenzado a desguazar una tostadora portátil que llevaba conmigo. Quizás alguna de sus piezas puedan utilizarse para salir de aquí.

Día 4:

Creo que estoy avanzando. Con las piezas de la tostadora y abriendo mis gafas para modificar el mecanismo, he conseguido acoplar un sistema hidraúlico por el cual, y dando cuerda con una palanca lateral,  mis gafas podrían darme otra vez algo de luz para ver con más claridad donde estoy.

Y pensar que esto lo haría en una tarde con mis herramientas y una luz adecuada... Sea como fuere, mañana es el gran día en el que veré si tengo o no oportunidades de salir de aquí.

Día 5:

No estoy solo... ella se llama Kaye y es una de esas renegadas. Al conseguir activar las gafas e iluminar parcialmente la sala, la he visto. Ahí delante, agazapada, como acechando. No me gusta nada estar con uno de esos seres encerrado en este sitio. Hemos cruzado un par de palabras, pero sigue sin darme confianza. Dice que me estaba observando, esperando el mejor momento para hablar conmigo.

Por lo que he podido observar, también tiene algún conocimiento de ingeniería. Eso, o las gafas que porta se las robó a algún pobre desdichado que si conocía el oficio.

No se como voy a dormir hoy, porque entre el dolor de espalda y la nueva presencia, no conseguiré conciliar el sueño demasiado bien.

Día 6:

Hoy hemos cruzado unas cuantas palabras Kaye y yo. Definitivamente si es ingenieria o conoce el oficio, porque hemos estado valorando el cómo he hecho posible la luminiscencia ocular y el por qué del sitio donde estamos. Es sorprendente, pero al parecer lleva años allí y entró de una forma similar a la que lo hice yo. No esta muy cuerda, pero tampoco me extraña llevando el tiempo que dice que lleva.

Hemos estado valorando la posibilidad de que el espacio-tiempo en este agujero halla sido modificado de alguna manera por el cual el desgarrador dimensional interaccione con él de alguna manera, inutilizando los aparatos electrónicos. También hemos hablado de la teoría de los pulsos EM y cómo interactuan con lo electrónico. De ser cierto, al cruzar el desgarrador dimensional, todos los aparatos dejaron de funcionar, en vez de ser este lugar el que los anuló.

Día 8:

¡Su dominio de la ingeniería es sorprendente! Más de lo que yo me esperaba. Hemos comenzado a crear entre Kaye y yo una máquina que quizás nos pueda sacar de aquí. El prototipo, al que hemos llamado "Grofnoquizador Kayequiano", está formado por la matriz del buzón portátil y varias piezas de otros artilugios que llevábamos Kaye y yo encima. Estoy muy emocionado con este proyecto. Hacía tiempo que no me ponía con algo de estas dimensiones. Desde la imprenta portátil diría yo. Tenemos muchas esperanzas puestas en ello.

Día 10:

Vuelve a preocuparme otra vez Kaye. Hoy, mientras trabajábamos en el GK, ha comenzado a especificar el por qué de su estancia en ese lugar. Era una espía de la Horda. Su misión era recabar información sobre ciertas personas influyentes de la Alianza para asestar un duro golpe a la administración de la misma. Sabiendo ahora esto, tengo una gran duda. Sin duda ha demostrado que es una magnífica persona con el trato que hemos tenido, pero... No sé.

Por otro lado, el prototipo estará terminado seguramente mañana. Estoy ansioso de ver si funciona.

Día 11:

¡Ya está todo hecho! Hemos creado, a partir de las cargas de litio de un par de granadas que tenía Kaye, una batería que por lo menos debería sacar a uno de allí. Lo hemos hablado largo y tendido, y finalmente, por el tamaño tambien del Grofnoquizador Kayequiano, seré yo quien sea el primero en viajar y buscar la manera de rescatar al otro. Es un riesgo, ya que no sé donde apareceré, pero el GK me debería teletransportar a una distancia de 1 kilómetro del punto de partida. Por si las moscas, he hecho una copia del circuito del sistema para futuras copias. Hemos decidido que, tras una última revisión para ver si el sistema está correctamente, mañana sea el día en que veamos si realmente funciona.

Día 13:

He conseguido encontar una cueva en este páramo helado. Ayer, conseguimos poner en marcha el GK. Tras una hora de calentamiento, el teletransporte se realizó. Aun recuerdo la cara de esa renegada antes del salto. Su mirada espectante y sus dedos huesudos cruzados. No se si funcionó 100% correctamente o hubo algún fallo, pero me desperté sobre la nieve de lo que parecía alguna parte occidental de Rasganorte.

He tenido que pelear con algunos snobolds pero finalmente creo que he creado un perímetro de seguridad. Cada hora lanzo descargas de fuego al cielo para ver si alguien me ve. Me da igual quien sea.

Día 17:

No me quedan casi fuerzas. La última descarga de fuego que he lanzado no alcanzó ni los 5 metros... Temo que este sea mi final...

Día 18:

No se a quien dar las gracias, si a la luz o a la oscuridad. Hoy por la mañana, un grupo de caballeros de la muerte ha irrumpido en la cueva con poco sigilo. Me han llevado a un lugar oscuro y tétrico, pero creo que son de Acherus, ya que les ví, entre estados de incosciencia hablando con lo que creo que era un cruzado de la luz. No se cuanto más voy a poder escribir hoy...

Día 20:

Finalmente todo ha terminado. Aquellos caballeros de la muerte me llevaron mientras dormía al pináculo de los cruzados. La maravillosa asistencia de la enfermera y los caldos densos y nutritivos hacen que todo haya parecido solo una terrible pesadilla.

Al anochecer, el padre Gustav me preguntó sobre mi viaje y cómo había aparecido allí. Le conté todo, desde que atravesé el desgarrador dimensional hasta que llegué a la cueva. Por una razón que no sé, he omitido a Kaye... Siento un terrible dolor al hacerla esto... pero quizás sea mejor así.

Por otro lado, mis nuevos conocimientos en la ciencia de los pulsos electromagnéticos me han dado ideas para la misión del administrador.

Aun queda un largo viaje que continuar.